jueves, 15 de octubre de 2009

Epístola a mis amigos

Mis queridos amigos, grandes compañeros,

La presente carta tiene como propósito tratar de expresarles la manera en la cual yo los veo, los considero y sobre todo, los admiro.

Debo definir expresamente que nuestra amistad va mucho más allá que una simple reunión donde el tribalismo prevalece, o una simple fiesta donde la promiscuidad es a veces exquisita.

Este sentimiento va mucho más allá de los placeres mundanos, nuestros ideales o nuestros sentimientos. Nosotros somos un grupo, una familia, aquella que nosotros mismos escogimos y aquella que perdurará incluso hasta el día de nuestros decesos.
Amigos míos, hoy, en esta sociedad mundana llena de plagas, y llena de doctrinas ideologías mediocres ,muchas veces llena de actos superficiales, me veo obligado a expresarles lo que son para mí, mi fuente de felicidad, mi nirvana, mi éxtasis, mi razón de ser y de vivir por los cuales moriría ahogado, quemado e incluso torturado.

Tal vez, no soy lo que se dice, el amigo predilecto, pero hago lo que puedo, y más allá de mis poemas y deseos siento que no puedo dejar de pensar en lo que ustedes son, mi droga. Por ende estaré ahí siempre para ustedes- así hayan caído en el peor de los vicios y se hayan convertido en primates del neolítico, yo nunca dejaré de estar ahí para ustedes.(con una lanza de protección, quizá, pero estaré ahí, se los aseguro)-

Para concluir esta exposición de sentimientos, no puedo dejar de mencionarles que si alguna vez se les cruza por la cabeza alguna idea arrebatada, como por ejemplo, el suicidio, despreocúpense que yo seré el primero en darles el balazo.

No puedo definir lo que es nuestra amistad, tan sólo diré que es omnipotente y nunca cambiará mientras existamos pues amigos míos, yo los quiero y son mi segunda familia.

Puch.

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